miércoles, 28 de noviembre de 2018

45 minutos en Roma

Ayer el Madrid estaba citado para jugar un partido de Champions a las 20:55. Después de no comparecer ante el Eibar unos días antes, había curiosidad en el ambiente por saber si esta ve sí acudiría. Le esperaba su anfitriona, la Roma, en un Stadio Olímpico engalanado para la ocasión, y lleno hasta la bandera.
Llegó la hora convenida. Sonaron los acordes del Himno de la Champions, se sortearon los campos el árbitro pitó el inicio del partido. El Madrid no estaba. Se le esperaba, pero no estaba. Muchos nos temimos otra "espantá" como la de Eibar, con el atenuante de que un par de horas antes el Viktoria Plzen había derrotado al CSKA en Moscú, y le había regalado la clasificación a octavos a nuestro equipo. "Al menos, pensamos algunos, si hoy tampoco jugamos, nos clasificaremos al menos como segundos de grupo".
Seguían pasando los minutos, y los de blanco no estaban. Los jugadores de la Roma intentaban meter goles, aprovechando que el partido había comenzado, no había rivales sobre el terreno de juego, y tenían amplios espacios para correr, acercarse a la portería del inexistente equipo contrario y tirar a puerta. Pero no lo conseguían. Algún tipo de maldición desviaba la pelota en el último momento, o la hacía botar de forma incomprensible antes del tiro, o qué sé yo. El caso es que no hubo manera, y los romanos se quedaron con las ganas de meter un gol. Ayer, ni Julio Cesar y su XIII Legión lo hubieran conseguido ante su espectral oponente.

Y llegamos al descanso.

Cuando iba a comenzar la segunda parte nadie parecía haber visto al Madrid por las cercanías del estadio. Se masticaba la tragedia a nada que la Roma tuviera un poco más de puntería. Y entonces, un defensa romanista cedió la pelota a su portero y para sorpresa de todos, allí, entre medias, apareció Bale. Nadie le había visto llegar. Nadie le había oído, pero el caso es que estaba allí. Cogió la pelota, marcó un gol y de repente todo el mundo abrió los ojos. ¡El Madrid había decidido presentarse al partido!
Y como estaban descansados, tras más de tres semanas sin jugar de verdad al fútbol, parecía que corrían y que sacaban la pelota con cierto criterio. De repente la Roma se encontró a un rival de verdad enfrente y no supo reaccionar. Pero era real lo que veían... era "el" Real al que veían, y un Real que quería jugar (con las limitaciones de la falta de práctica, claro). Y además parecía que habían venido todos, a excepción del lateral derecho y del lateral izquierdo, que por algún oscuro motivo seguían sin aparecer.
Con 0-1 y la clasificación en el bolsillo, Benzema y Lucas Vázquez, dos de los delanteros más fallones de la actualidad, combinaron en el área pequeña para meter el segundo y finiquitar el encuentro.
Después, el Madrid deambuló un poquito más sobre el césped, esperando que el árbitro pitara el final.
Victoria, clasificación y liderato de grupo. No está mal para haber aparecido 45 minutos tarde. El Madrid rentabilizó los pocos minutos que realmente "jugó".

¿Flor de Solari?

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