miércoles, 28 de noviembre de 2018
45 minutos en Roma
domingo, 25 de noviembre de 2018
No es la derrota, es la poca vergüenza.
Ayer mismo me comentaba mi buen amigo Carlos, argentino él, que en los últimos días, desde que su paisano Solari se había hecho cargo del equipo, el Madrid no perdía y no encajaba goles. No pude menos que hacerle ver que en esos mismos últimos días tampoco habíamos ganado a nadie, dado que con el parón de selecciones no habíamos jugado en dos semanas. Por supuesto, me acusó de ver la botella medio vacía y yo me defendí alegando que no es que fuera pesimista, sino realista bien informado. Ahí quedó la cosa.
Hoy hemos jugado contra el Eibar. O mejor dicho, deberíamos haber jugado. La realidad es que desde el minuto 3 en el que el Eibar estrelló el balón en el palo, hasta el 93 en el que el árbitro dio por finalizado el encuentro, el Madrid no compareció. Bastante pocos goles nos metieron. Sólo tres.
Ahora que se me ha pasado un poco el enfado, recuerdo un sólo tiro a portería: el de Bale de falta directa que Riesgo desvió pegado a la cepa de su poste derecho. Eso fue todo; no hubo más Madrid. Si no tiras a puerta es muy difícil marcar goles. El Eibar en cambio hizo lo que le dio la gana. Metió tres, pero pudieron ser más si el palo primero y Courtois después por dos veces no lo hubieran impedido.
Parecía que con Solari cambiaban las cosas. No había perdido ningún partido y se marcaban goles. Creíamos que íbamos por el buen camino, pero no. Hoy hemos vuelto a las andadas. Por un lado, se ve que como Solari ya ha firmado como entrenador para el resto de la temporada, los jugadores ya no tienen miedo de que venga Conte, y por lo tanto, ya no hace falta que se esfuercen. La defensa sigue siendo un chiste malo. Por otro, Solari vuelve a cometer los pecados habituales: nos meten el segundo, y tarda aún 15 minutos en hacer cambios. Los resultados, a la vista están. Si haces siempre lo mismo, espera conseguir siempre resultados similares. Está todo inventado.
La temporada se nos va a hacer muy larga...
Y no. No es pesimismo. Sólo hay que ver los partidos.
lunes, 5 de noviembre de 2018
¿Ultimátum de Solari?
Ante este panorama, algunos espectadores, pocos, comenzaron a pitar al equipo en general, y a algunos jugadores en particular ya desde el inicio. En especial a Sergio Ramos. Hasta la "grada de animación", tan vestidos de blanco y educados ellos, como siempre, interrumpieron su banda sonora habitual durante algunos minutos y sacaron una gran pancarta en la que se podía leer "Por este escudo hay que morir en las gradas y en el campo", con la palabra "campo" escrita en otro color, para que se vea.
El público parece que ha comenzado a hablar, y a culpar de la mala marcha del equipo a los jugadores. Se veía venir, aunque parece que Solari no se dio cuenta antes del partido.
Pasó lo que tenía que pasar. El Madrid no jugaba a nada y sobaba el balón sin peligro. Afortunadamente el Valladolid tampoco parecía que quisiera ganar y eso unido al larguero que esta vez se alió con los nuestros evitó que los pucelanos se pusieran cómodamente por delante. Ante tanta inoperancia el público comenzó a pitar al equipo más si cabe, con una intensidad que yo no recordaba desde hace mucho tiempo.
Y Solari despertó, o eso parecía y comenzó a hacer cambios: se fue Casemiro (pitos) y entró Isco. Ningún resultado práctico. Se fue Bale (muchos pitos) y entró Lucas Vázquez. De nuevo nada. Y por fin, en el 70, se fue Asensio (enorme pitada) y entró Vinicius el deseado. Y se vio algo de luz. Se ve que al brasileño no le han explicado lo del sobeteo del balón, o si se lo han explicado, no ha hecho ni caso, afortunadamente. El caso es que el balón comenzó a correr más que los jugadores y el juego comenzó a fluir por las bandas, especialmente por la izquierda.
Hubo todavía que esperar al minuto 83 para abrir la lata, precisamente en un centro de Vinicius que rebotó en un jugador rival y se metió. Gol que por megafonía asignaron a Vinicius, más que nada por las gamas que tenían todos de que marcara él, aunque oficialmente haya sido gol en propia puerta del defensa. Da igual. Y después delgol, quedó tiempo para que Vil Manzano señalara un penalti a favor (¡noticia!) que Sergio Ramos se empeñó en tirar. Fue pitado por parte del público, pero como lo metió los pitos se volvieron palmas.
Al final victoria a pesar de la alineación inicial y de la incomprensible espera de 70 minutos para que Solari hiciera algo nuevo que diera mínimas posibilidades de obtener un resultado diferente al de los últimos tiempos.
Quiero pensar que Solari sacó a los mismos jugadores de siempre para darles la última opción de demostrar que ellos no eran culpables de la crisis de resultados. Quiero creer que, en vista de los primeros 70 minutos, ya no habrá más opciones y que cambiará algo en los próximos partidos.
Ahora vienen cuatro partidos seguidos fuera de casa. ¿cambiará Solari algo o será otra marioneta de las vedettes del banquillo?
Veremos.
viernes, 2 de noviembre de 2018
Lo lógico y lo normal.
Meterle cuatro goles a un equipo de Segunda B no tiene mérito. Es "lo lógico". No hay más que ver y comparar las categorías en las que militan cada uno de estos dos clubes y ver y comparar la categoría de los jugadores de las dos plantillas. Pero también habría sido "lo lógico", por esos mismos motivos, que el Madrid hubiera ganado al Levante en casa, al CSKA en Moscú y que a estas alturas de la Liga llevara más goles a favor que en contra. De hecho, lo único "lógico" en estos dos meses ha sido la victoria contra el Viktoria, valga la redundancia, aunque fuera de aquella manera.
No obstante, con los resultados de los dos últimos meses alejados de la lógica, lo que ha sido indiscutiblemente lógico ha sido la destitución de Lopetegui. Veamos: derrotas en Liga y en Champions ante rivales a los que habría que haber ganado. Derrotas por goleada en Liga frente rivales fuertes ante los que habría que haber puesto un poco más de... esfuerzo. Juego aburrido en general con exceso de toque horizontal y una alarmante falta de gol. La presencia continuada, casi obsesiva, en el equipo titular de muchos jugadores que ofrecen un pobre rendimiento. La ausencia, partido tras partido, de esos otros jugadores a los que se había fichado, no sabemos muy bien por qué, puesto que estaban en la grada o se quedaban en el banquillo. El aparente mal estado físico de la plantilla, con lesiones constantes... Con todo lo anterior, sólo quedaban dos soluciones. Echar a media plantilla, o echar al entrenador. Y "lo lógico", esta vez, era echar al entrenador.
Ahora tenemos a un entrenador nuevo, y "lo lógico", si no quiere que le pase lo mismo que a su antecesor en el cargo, es que haga cambios en todas aquellas cosas que justificaron el despido de este último. Así, "lo lógico" es que Solari promueva que los jugadores se esfuercen más, que jueguen más vertical y fluido, que cambie a algunos titulares, que dé minutos a los actuales suplentes y que cambie las instrucciones de los preparadores físicos.
A ver si el nuevo entrenador, que ha venido porque no hay otro mejor disponible, no nos olvidemos, hace lo que lógicamente tiene que hacer, de forma que cambie la lógica y volvamos a la normalidad. Porque el Diccionario también dice que "normal" dicho de una cosa, es que la misma, por su naturaleza, forma o magnitud, se ajusta a ciertas normas fijadas de antemano. No hay más que ver los últimos años. Lo lógico es que el Madrid no gane la Champions, pero lo normal, últimamente, es ganarla.