jueves, 20 de septiembre de 2018

Estreno con golazos (y paradones) en la Liga de Campeones

Sin querer me ha salido el título con rima aunque eso es exactamente lo que se vio ayer en el Bernabéu en nuestro estreno en la Liga de Campeones.  Había ganas de ver si el vigente campeón daba señales de que siguiera teniendo hambre de Champions, y a juzgar por el partido de ayer, parece que sí.

La primera parte fue enteramente del Madrid, que no dio opciones a su rival y ya en el minuto 2 Bale estuvo a punto de abrir la lata con un disparo que se fue fuera por poco. Se dominaba, pero el gol no llegaba, unas veces por acierto del portero contrario y otras por fallo de los delanteros.
El caso es que hacia el minuto 17 la sensación era de que ya iba siendo hora de meter un gol, no fuera que luego lo echáramos de menos, que nos conocemos todos, y el que perdona a un equipo italiano al final se puede encontrar con un disgusto. Ocasiones había, y el único equipo que jugaba a algo era el Madrid, pero el marcador continuaba con empate a cero.
Y cuando todo indicaba que habría que decidirlo todo en el segundo tiempo, De Rossi agarró alevosamente a Isco en el borde del área, y el propio Isco se encargó de colocar el balón en la escuadra derecha ante la atenta mirada del portero Olsen, que ni se movió. Golazo "psicológico" al filo del descanso, y victoria momentánea merecida, aunque escasa.

La segunda parte fue, en mi opinión mucho más entretenida. Los dos equipos tuvieron ocasiones, y los dos porteros tuvieron oportunidad de lucirse: se pudo ver a un Keylor excelso sacando todo lo que le llegó, que fueron al menos cuatro ocasiones claras, y a un Olsen, sin duda el mejor de su equipo, que evitó también por tres veces que el resultado fuera un escándalo.
Por otro lado, también vimos otros dos golazos. Uno de Bale en carrera tras un contraataque de los que hay que poner a los niños de las escuelas de fútbol y otro de Mariano, que entró sustituyendo precisamente a Bale, que ajustó una rosca de bellísima factura a la escuadra para cerrar el marcador, y el partido.

Finalmente, tres goles (tres golazos), y una decena de paradones entre los dos porteros, para certificar la primera victoria de este año en Champions.
El Campeón ha vuelto.

domingo, 16 de septiembre de 2018

Sergio Ramos no tuvo la culpa del empate a uno en San Mamés.

A veces me desespera Sergio Ramos. Y cuando el Madrid no gana, aunque no sea estrictamente por su culpa, esa desesperación se convierte en un cabreo monumental.

Hoy ha sido una de esas tardes en las que el Faraón futbolístico de Camas ha aireado parte de su repertorio de cosas exasperantemente raras: Ha perdido al menos un balón en defensa que casi (esta vez sólo "casi") nos cuesta un gol; ha subido al ataque sin venir demasiado a cuento varias veces, y no contento con ello, al menos una vez se ha quedado arriba en fuera de juego para estropear la jugada; también se le ha visto estorbar a un compañero para sacar el balón, a riesgo de perderlo... en fin, casi todo. Ha faltado el penalti tonto en contra, pero tampoco era necesario.

Y si no hemos ganado en Bilbao, no ha sido por culpa de Ramos. Quede claro. Porque hoy el Madrid no ha jugado "mal". De hecho, ha jugado mejor que el rival, y habría podido marcar algún gol más. Desgraciadamente para nuestros intereses, el portero local estuvo inspirado en tres acciones en las que el gol parecía clarísimo, y engrosará la lista de "internacionales-cuando-juegan-contra-el-Real-Madrid". Esas cosas pasan y no hay demasiado que hacer. También podríamos haber ganado si hubiéramos tirado más a puerta en la primera parte o si Bale hubiera estado presente en el campo no sólo en cuerpo, sino también en alma, y si no nos hubieran marcado (otra vez) en una jugada en la que a nuestra defensa se le colaron dos rojiblancos hasta la mismísima línea de gol. Pero no fue, y no ganamos.

Toca pensar en la Champions, que empieza el miércoles. Es más, sospecho que hoy algunos pensaban en la Roma más que en los de Bilbao, y más en los partidos de selecciones de la semana pasada que en el partido de hoy.

Ah, se me olvidaba... nuestro gol lo marcó Isco, culminando de un cabezazo propio del mejor delantero centro una jugada con dos pases espectaculares, de Kroos y Bale (lo único reseñable del galés en todo el partido).

Empate al final y dos puntos perdidos en el primer partido de Liga contra un rival de entidad. Y no fue culpa de Ramos.

jueves, 13 de septiembre de 2018

El Madrid gana a Croacia 6-0 en Elche

No esperaba nada de la Selección. Desde hace bastante tiempo andaba yo desconectado de España, y de hecho ayer por la mañana ni siquiera sabía que jugaba contra Croacia.Y todo, a pesar de la reciente victoria en Wembley contra Inglaterra. Tampoco el invento este de la "Liga de Naciones de la UEFA" me llamaba mucho, así que cuando empezó el partido yo seguí haciendo cosas con la tele puesta, pero sin preocuparme demasiado del fútbol.Gracias a mi poco interés inicial, prácticamente no vi nada de los primeros 15 minutos en los que Croacia nos dominó y dispuso de dos o tres ocasiones claras de gol que, afortunadamente, no entraron. Luego, me senté a ver el partido tranquilamente uno o dos minutos antes del gol de Saúl que abría la lata y partir de ahí, he de decir que me fui enganchando hasta el final.
Hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto con un partido de la Selección. Tal vez, porque hacía mucho tiempo que España no jugaba un fútbol alegre, rápido, vertical y directo.
Daba gusto ver cómo nuestros laterales entraban por las bandas. Era una delicia ver a Ceballos e Isco mover la pelota (sí, ¡moverla!) sin sobeteos innecesarios. Una maravilla ver la presión cuando se perdía la pelota. Y espectacular ver que nuestros jugadores saben tirar a puerta. Sí... tiraron a puerta no una, sino muchas veces, sin intentar llegar a la portería con el balón cosido a la bota.
Fruto de dos soberbios tiros de Asensio fueron el segundo y el tercer gol, y para demostrar que ahora también sabemos jugar rápido, una estratosférica asistencia al hueco de Asensio dejaba a Rodrigo sólo para batir al portero por cuarta vez.

Con cuatro goles de ventaja, se podría haber pensado en bajar el ritmo, pero al contrario, España siguió mostrando hambre de gol y ni siquiera el gol de Ramos, rematando un corner tras haberse quitado de encima a dos defensas con una finta espectacular, fue capaz de calmarla.
Isco marco el sexto, que al final fue el último, pero España siguió atacando, con ganas de meter más.
No pudo ser, pero este parido fue de los que cuando terminan te dejan con ganas de que no acabe, de que continúe aún unos minutillos más para ver el séptimo, y luego el octavo, y después....
En definitiva, victoria aplastante frente a la selección que hace quince días, como quien dice, se proclamó subcampeona del Mundial. Victoria que pasa a la historia, al menos en Croacia, puesto que la de ayer fue la mayor goleada que los croatas han encajado en toda su existencia.

Esperemos que España siga jugando así. Nos divertiremos mucho. ¡Ah! y con seis madridistas de titulares, que a nadie se le olvide. Ardo en deseos de ver cómo la prensa dice aquello de que España juega con el estilo del Madrid, y que las victorias de España son en realidad mérito del Madrid. Espero ansiosamente leer las crónicas en las que se reconocerán los méritos del Madrid en la victoria de nuestra Selección. Igualito que en los oscuros años del tiqui-taca, en los que, si España ganaba, es porque utilizaba el estilo del Barcelona, o porque los jugadores del Barcelona le daban ese carácter especial que sólo ellos podían tener.Quiero oír eso en la radio, quiero verlo en la tele y quiero leerlo en los periódicos. Tanto lo quiero, que he estado a punto de entrar en la web de Marca. Menos mal que me he contenido a tiempo.

Ayer me gustó nuestra Selección, y todo, por supuesto, gracias al Real Madrid, que fue el que realmente ganó a Croacia por 6-0