Hace cuatro días se presentó oficialmente el fichaje de Odriozola. Ayer, como quien dice, se presentó Vinicius Jr. en el Bernabéu, y hoy ha sido presentado Lunin. Tres jugadores jóvenes con un futuro muy prometedor.
La memoria es muy corta, desgraciadamente y lo que cuenta es el pasado inmediato. En ese sentido, a ninguno de los tres lo hemos visto hacer maravillas en el Mundial. Sea porque no han ido, o porque aunque fueron, no han jugado, no hemos visto ni las carreras por la banda de Odriozola, ni la habilidad de Vinicius ni los paradones de Lunin. Eso no debería ser demasiado importante, porque la dirección deportiva del Madrid sí que conoce a los jugadores, y sí que ha emitido sus informes. Vamos, digo yo. Pero la realidad es que lo mismo que un buen Mundial hace subir a algunos jugadores, a los que lo hacen malo los devalúa, y a los que no lo hacen, los hace pasar desapercibidos (para el común de los mortales, se entiende).
Existe la posibilidad de que en seis meses, cuando la temporada esté ya mediada, no nos acordemos de los que se han ido, ni de los que no han llegado. Puede ocurrir que estos tres, y alguno más que venga de aquí al final del mercado de verano, den un resultado tan bueno, nos den tantas alegrías, que tengamos que pensar en por qué no los habíamos fichado antes. Claro que también puede pasar lo contrario, y que sus habilidades y cualidades futbolísticas se diluyan como un azucarillo en agua templada.
Y es precisamente porque no se sabe si saldrán bien o mal, porque no son de los denominados jugadores "top", y porque se acaba de ir un jugador que era más que un jugador, por lo que surge la intranquilidad. Y en esas condiciones, los fichajes no ilusionan. Tampoco se entiende muy bien que la política oficial siempre haya sido que en el Madrid debían jugar los mejores, y ahora, desde hace un par de años, sin aviso previo, se pase a una política de que en el Madrid deben jugar los que más prometen, sin ser necesariamente los mejores.
No digo que el cambio de política no sea acertado. Puede ser que sea la consecuencia natural de que no se pueda competir con otros clubes "dopados" con capital oriental próximo o lejano. En cualquier caso, creo que esta nueva política sólo dará frutos dentro de unos años. Hasta entonces, hasta saber si los actuales directivos lo han hecho bien o no, esperemos que la transición se nos haga corta, aunque va a ser dura. Nos va a hacer falta mucha paciencia, y ya se sabe que tenemos poca.
De momento, y a día de hoy, los fichajes del Madrid no ilusionan.
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